Tener una mascota es siempre una aventura, pero más aún si nuestro compañero es algo fuera de lo común. A la hora de criar un animal «salvaje» nos encontramos con problemas que en un principio no parecían tan evidentes, como qué alimentación necesita, qué veterinarios pueden tratarle, qué expresa cada uno de sus sonidos, cómo adaptar un espacio a su hábitat o simplemente si es chica o chico.
En mi caso no hablo de la crianza de un león o de una serpiente, pero sí de un mirlo. Lo hemos tenido ya casi dos años desde que cayó del nido, y esta es mi experiencia en su crianza.